5 de marzo de 2011

Diario de Rodaje - DIA 15. LAS LÁGRIMAS DE IVÁN

Último día en la casa de Juan Carlos. Hoy hemos sido más comedidos y educados así que no ha hecho demasiadas evasiones tántricas. Instalamos el set de maquillaje en la habitación de TONI. La diferencia respecto al lavabo es que prácticamente hay que maquillar en la oscuridad. Así que Babeth se instaló tranquilamente unos focos y ale, a empolvar y a sudar bajo los discos de la Carrá. Hoy era el día de Milca. No sólo nos tenía que enseñar su vientre (y que el pequeño Jan hiciera su primer cameo antes incluso de nacer) sino que también tenía que soportar cómo su mujer besaba a Mireia, se metía en la cama con ella y, bueno, hacía esas cosas que se supone que hacen en la cama las mujeres que se quieren mucho. Antes de dicha tortura (tortura para Milca, se entiende) entramos en la cocina todavía con el recuerdo del sugerente café que nos preparó ayer Toni Duque. Ahora es TONI, nuestro querido Iván Yañez, quien nos prepara el desayuno con su albornoz puesto. Ya se ha rodado la escena en que se despertaba, con todo lo que eso significa: coordinar la hora del despertador, el minuto en que suena la alarma, el momento en que le suena el teléfono móvil… Ha ejecutado un despertar de resaca perfecto. Se ve que ya está experimentado en esto. Desayuna con ALICIA, con la botella de zumo que a veces queda a la derecha y otras a la izquierda… nos dimos cuenta a tiempo del fallo de raccord así que bien. Pasamos a la escena del beso. Milca rugía. Mireia estaba emocionada. A ella le interesaba el proyecto por el hecho de poder interpretar un papel de lesbiana, y éste era su desvirgue real: besar a una chica. Se besaron. Emocionante. Babeth compensó a Milca con algo más que un simple beso. Alberto, el extra de la tarde, llegó para besar a TONI así que todos felices y contentos salimos al balcón a comer todo lo bueno que Juan Carlos nos volvió a preparar.
Luis y Akira evaluaban qué tal el iris y Mireia ensayaba cómo entrar en la cama con la prótesis puesta. Era el momento de Milca y Jan. Con algo de pudor Milca se desvistió, enseñó a Jan ante las cámaras y se enfundó el salto de cama. A todo esto que hablábamos de… bueno, ahora mismo no recuerdo bien de qué hablábamos. Algo relacionado con el físico, para variar, porque en el fondo somos así de superficiales. Sí, piropeábamos a Babeth pero las diferencia con la lengua italiana (la excusa de siempre) acabaron por estropearlo.
-         Yo estaría mejor si me quitaran medio litro en cada pierna- responde al piropo Babeth muy segura de sí misma.
-         ¿Medio sólo?- pregunta Giuseppe, sin haber querido decir nada de eso él.
-         Ay, que se va a quedar sin una actriz.
-         ¡Y sin una fotógrafa!- añade Milca
Nos vamos a la cama y las actrices necesitan intimidad, así que despejamos la habitación y se quedan los imprescindibles. Alguna broma que otra de Iván Yáñez hizo que Babeth nos enviara a tomar por c…*(censured), y luego se retractara de la sugerencia porque se dio cuenta que nos podría gustar, a lo que Iván le contestó un bonito piropo que mejor no volver a escribir. Tranquilos, por guión se lo dice ante la cámara así que sabréis cuál es.

Yo, como no soy un imprescindible para las escenas interesantes, quiero decir, que requieren de cierta intimidad no pude comprobar si siguieron fielmente el guión, pero ahí estaba Milca atenta a la jugada y controlando cual lince hacia dónde iban las manos. Al resto del equipo nos dio tiempo a merendar, a fumar, a fumar, a fumar y a que Alberto e Iván Yáñez entraran (¿o sería volvieran a entrar?) en confianza para su escena del beso. La escena que le proseguía era un desencuentro entre MONTSE y TONI. Iván Yáñez había preparado meses antes esta escena. La sabía a la perfección. Pero se quedó en blanco. Toda la tensión acumulada, lo duro de los rodajes en sí y el hecho que fuera su última escena a rodar en la serie, que tuviera que enfrentarse a su “profesora” Babeth, con quien había estado ensayando todas sus escenas, bueno, le pasó factura. Repasamos el guión, Giuseppe dirigía la coordinación de los movimientos. Rodamos pero no. Iván no podía. Hasta que pasó algo en un plano general. Sacó toda la tensión, toda la rabia, todo el nervio y al acabar todas sus lágrimas. Irrepetible. Las maquilladoras y el resto del equipo que esperaba fuera del salón aplaudía dejándose la palma de las manos en ello. Fue tanto o más emocionante que la escena entre ÁLEX e IVÁN (para no liarse con tanto Ivánes, hablamos de Rafa). Andrea y yo no nos podíamos ni mirar. TONI nos contagió, y él no paraba. Tuvimos que descansar para hacer los contraplanos mientras se relajaba en la terraza y agotaba sus lágrimas. Acabamos el día de forma redonda, a tiempo, con actuaciones inmejorables y un mucho de pena por el final. Si bien queda una semana más parecía que hoy hubiera acabado todo, cuando no ha hecho más que empezar.


Cenzo Álvarez De Haro



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